No hay día que no se hable del iPhone 4. No sólo en este medio, sino en cualquier otro, incluidos medios de comunicación “tradicionales”. No en vano Apple se encarga de recordarnos que, para bien o para mal, el último de sus engendros sigue ahí. Sin embargo, los hay con una necesidad imperiosa de pasar página cuanto antes, dando rienda suelta a su imaginación y plasmando en imágenes lo que podría ser un iPhone 5.
Un concepto que llega con cierta premura, ya que siguiendo la tradición marcada por Cupertino la siguiente generación de terminales no llegaría hasta el mes de junio de 2011. Pero que en la mente de sus creadores se transforma en un dispositivo con un chasis de extrema delgadez en la que no hay sitio para control físico alguno. Muy bien se las tendrían que ingeniar en Apple para no repetir errores tan sonados como el “antennagate” con un espacio aún más reducido que en el terminal anterior.